martes, 12 de julio de 2011

La leyenda del cumpleaños de 15 Jamás Imaginado

 Cuenta una leyenda, que para un cumpleaños de 15, una familia decidió hacer una fiesta maravillosa. Una fiesta inimaginable, aún más inimaginable de lo que la mente más creativa sobre la Tierra pudiera imaginar.
 La mamá de la nena iba a encargarse de los trajes de todos los familiares, desde el primo más chiquito hasta el tío más longevo. Ella era sastre, e iba a producir con sus propias manos, artesanalmente, los trajes y vestidos de toda la familia. Con diseños y colores exóticos y elegantes a la vez.
 El papá de la nena iba a ser encargado de cumplir el sueño de la bella protagonista, iba a llamar al mejor técnico del mundo para construir un cohete con forma de guitarra y enviarlo a la luna. Así su niña podría viajar en el y conocer a nuestro satélite querido. No era terea fácil, pero era aquello que más le conmovía realizar por su amada hija.
 Uno de sus dos hermanos, el mayor, con 25 años, recién se había recibido de abogado, y por una serie de influencias y contactos, rogando hasta la última posibilidad, exprimiendo la última gota a cada persona; logró traer para aquella noche tan especial a su Majestad: La Reina de Inglaterra. No fue fácil, pero era lo más que podía hacer por su apreciada hermana. Ella tenía un poster de la Reina de Inglaterra en su habitación.
 Todos sus tíos, los 7, se unieron en una tarea aún mayor. Pero de distintas maneras consiguieron lo que para cualquiera de nosotros sería increíble, insospechable, imposible; pero que según cuenta la leyenda, ocurrió en verdad: en su quinta de fin de semana, esa noche, la de la fiesta, estaban esperando arriba de un escenario montado con joyas y lingotes de oro, tomando un champú, Aerosmith, U2, Lady gaga, Madonna y los Rolling Stones. Los tíos habían sido testigos de cómo su sobrina admiraba a todas esas estrellas, cantaba y bailaba tan bien al ritmo de su música.
 Por último, los abuelos, con toda la experiencia en cumpleaños, decoraron el salón. Al terminar, era el salón más bello, más armonioso y cálido que ninguna ñieta, que ninguna niña, pudiera imaginarse jamás, jamás. Todos los colores, todos los modelos de guirnaldas, todas las luces, las formas, los adornos, las velas, la fuente de chocolatada, la montaña rusa, los sanguchitos de calabrese que tanto le gustan.
 Todo estaba listo, increíblemente listo.
 Era la tarde del día anterior a la fiesta, a la mega fiesta de cumpleaños inimaginablemente jamás sospechada.
 Esa tarde, el hermanito menor de Constanza, de 4 años, pregunta a sus padres: ¿Y la torta? no me la mostraron.
 ¡La torta!  ¡todos se habían olvidado de la torta!
 El niñito de sólo 4 años dió un sermón a los padres que, según cuenta la leyenda, fue el sermón más increíble jamás escuchado de un niño de menos de 5 años a sus progenitores:
 -¿Dónde están sus cabezas? ¿En qué se ocupan tan afanosamente? ¿Qué creen que están haciendo?  Están haciendo una fiesta. -Ante semejantes palabras de firmeza desde una voz tan frágil, todos los familiares no pudieron desoír y fueron llegando boquiabiertos al lugar del desconcertante episodio-. Están haciendo una fiesta -dijo Mateo indignado-, todas esas cosas que prepararon, ¿para qué eran? ¿con qué fin gastaron tanta energía?  Ahora los músicos no van a querer tocar, el cohete no va a querer funcionar, porque les prometieron que iban a estar en una fiesta de cumpleaños pero ¿Qué clase de cumpleaños no tiene torta?  falta lo principal, falta el centro de este Universo. ¿Qué clase de Universo no tiene estrellas, qué clase de planta no tiene raíces?  No debieron haber olvidado a lo principal, a lo que hace a un cumpleaños ser un cumpleaños, a lo que hace a un árbol tener forma de árbol, al calor que hace al Sol ser lo que és, al eje que permite a la calesita funcionar sanamente, saludablemente; al recipiente que permite a la pileta ser pileta, a la profundidad que marca el carácter de un océano, a la Tierra sobre la que se apoyan las montañas... No se olviden, el centro, el silencio de ser humanos. Sino van a seguir creando fiestas sin torta. Van a seguir creando, pero no van a gozar de lo principal, de la Vida, de estar vivos.-

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